A medida que se acercan las elecciones, el
oficialismo intensifica su «campaña del miedo». Ante un inocultable fracaso
económico, el macrismo no encuentra otra
forma segura de retener el poder que no sea polarizar con el kirchnerismo, explotando el temor a su eventual
retorno. Para ello apela de modo recurrente a la comparación con Venezuela. Y
nos anticipa que, si Macri no reelige, viviremos un proceso similar al chavismo.
Esta asimilación con Venezuela no me parece correcta. Sólo puede llevarse a cabo forzando semejanzas discursivas
y omitiendo enormes diferencias fácticas. Una de estas diferencias merece especial
atención en esta entrada: el factor militar (*).
1. El
auge del militarismo
El chavismo venezolano se caracteriza por
su militarismo: un creciente papel de
los militares en la economía y la política del país, llegando las FF. AA. a constituirse como la principal fuente del uso abusivo del poder.
Durante
los gobiernos de Chávez fue predominante, aunque no exclusivamente,
el desarrollo del papel político de las FF. AA., mientras que en el
gobierno de Maduro predominó su incorporación como agente principal en la
economía y otras áreas estratégicas del país. De esta forma, la consigna
chavista de la relación cívico-militar para gobernar el país devino en una
gobernabilidad abiertamente autoritaria, que le otorgó al sector
militar un papel central en la economía y la política. A partir de 1999,
se avanzó paulatinamente en una militarización de la sociedad. Este
proceso es considerado por algunos como un ejemplo de la
consolidación de un nuevo tipo de régimen militar del siglo XXI, mientras
que para otros es un modelo de «Estado cuartel».
2. La
politización, ideologización y partidización de las FF. AA.
El
primer paso en este proceso fueron los cambios constitucionales de 1999, que crearon
un mando militar unficiado; la incorporación formal de las FF. AA. en tareas de
seguridad interna; la eliminación del papel supervisor del poder legislativo sobre los militares,
que quedó en manos del presidente. En esta
primera etapa, el énfasis estuvo puesto en la identificación de la FF. AA. como
«bolivarianas». En 2007, después de su reelección, Chávez privilegió la
revolución «socialista» y el papel militar en su defensa. Una serie de leyes y
decretos hicieron que las FF. AA. pasaran a representar el proyecto político chavista. Así se creó la Milicia Nacional
Bolivariana, definida como complemento de las FF. AA.,
dependiente del presidente; y su función incluiría el mantenimiento del orden
interno.
Durante
el gobierno de Maduro, su gabinete ejecutivo ha tenido un promedio de más de
30% de carteras ocupadas por militares. Entre las más importantes: Defensa, Interior, Justicia y Paz, todas bajo el mando de militares en servicio activo.
Un capítulo aparte es que los servicios de inteligencia han estado en manos de
militares en actividad.
Indirectamente,
a los militares también se les otorgó un mayor poder en los ámbitos de gobierno regional y
local. En las elecciones para gobernadores de octubre de 2017, de 19
funcionarios elegidos por el oficialismo, 8 eran militares retirados.
Con la
finalidad de restar poder a las autoridades civiles locales, el presidente
Chávez creó las zonas bajo el mando de militares activos que centralizan funciones antes a cargo de los gobiernos locales. Así, se prohibió a
autoridades regionales y municipales llevar a cabo acciones relacionadas con el
control y la distribución de alimentos, dejándolas en manos de las FF. AA.
3. El
papel económico de los militares
Después
del fallecimiento de Chávez y la elección de Maduro en 2013, el nuevo
mandatario tuvo que enfrentar desde el inicio una crisis económica que era
inevitable debido al modelo que había heredado. En lugar de iniciar reformas, profundizó el modelo de controles, lo que llevó a que la crisis se
agudizara. Por su debilidad, tuvo que ceder espacios de poder económico cada
vez más importantes a los militares y convertirlos no solo en actores políticos
sino también en empresarios que controlan los sectores más importantes de la economía nacional.
Con Chávez, los militares habían desempeñado actividades en el sector
económico, como por ejemplo el Plan Bolívar 2000 para la distribución de
alimentos e incluso la presidencia de la estatal petrolera (PDVSA). Con Maduro, su papel pasó a ser predominante, ya que se les otorgó a
militares activos y retirados el control del sector eléctrico, el metro de
Caracas, las empresas de aluminio, hierro y acero en el sur del país, así como
los puertos y las aduanas. A partir de 2013, se conformaron cuatro empresas
militares: un banco, un canal de televisión, una empresa de transporte aéreo y otra de agricultura.
4.
Debilitamiento y desprofesionalización de la institución militar
El
avance del papel político y económico de los militares durante los últimos 18
años ha conducido a la erosión del control democrático sobre el sector de
seguridad y defensa. Tanto nacional como internacionalmente hay un consenso
sobre la desprofesionalización de las FF. AA. venezolanas, así como denuncias sobre
la participación de algunos de sus miembros en actividades de narcotráfico, crimen organizado transnacional, contrabando de gasolina, alimentos y
tráfico de personas, especialmente en la frontera colombo-venezolana. Recordemos el desempeño de los militares venezolanos como represores de protestas sociales
y sus labores en el sector de la inteligencia interna.
Cualquier lector bien informado sabe que en la Argentina no hay un
factor militar que pueda cumplir el rol que las FF. AA. desempeñan en
la vida política y económica de Venezuela. La sociedad argentina está muy lejos de poder alcanzar tal grado de militarización. De modo que el intento de asimilar el eventual retorno del kirchernismo con el régimen venezolano es un abuso propagandístico del gobierno de Macri.
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(*) Estos cuatro puntos que caracterizan al militarismo chavista están tomados de: