viernes, 21 de abril de 2023

¿Milei desilusiona? (1)

 

Las expectativas son suposiciones acerca de lo que creemos que debería ser. Cuando nuestras expectativas son realistas, aunque sea de manera aproximada, su incumplimiento no trae graves consecuencias. En cambio, si nuestras expectativas son desmedidas respecto de las posibilidades que la realidad ofrece, fácilmente tiene lugar la desilusión, el enojo y la frustración.

En política, las expectativas juegan un papel muy importante. Muchas veces son decisivas para nuestro voto y no pocas para militar en un espacio político.

Guste o no, Javier Milei es un gran generador de expectativas políticas. Esto se debe a su notable carisma personal, unido a unas circunstancias socio-políticas que se viven en la Argentina y en el resto del mundo.

No pocos liberales/libertarios suelen el mirar el armado político de Milei partiendo de unas expectativas poco realistas. Y el contraste de estas expectativas con la realidad los conduce rápidamente hacia el desencanto.

Espero que las siguientes ideas sirvan para racionalizar las expectativas.

1. La “casta”. Mientras exista el sistema que hoy se conoce como "democracia", no hay manera de acceder al poder sin cargos políticos (diputados, senadores, gobernadores, ministros, etc.), ni de ejercerlo sin estos. Los cargos políticos se pueden reducir, abaratar, limitar en su capacidad de daño… Pero no se pueden suprimir por completo. De modo que, si todo cargo es “casta”, no hay política sin alguna dosis de "casta". Por tanto, sería mejor reservar esta palabra para valorar la conducta pública de quienes ocupan cargos políticos, en vez de utilizarla para deslegitimar moralmente a todos.

Hugo Halconada Mon cree haber descubierto la pólvora al decir que Milei “suma a su proyecto nacional a dirigentes con historia en el peronismo, la UCR, el kirchnerismo y fuerzas tradicionales del interior” y así estaría formando su propia “casta”. Sería bueno que nos dijera cómo se hace para conseguir candidatos, mínimamente conocidos por el electorado, que no estén “manchados” por alguna relación pasada con las fuerzas políticas que han hegemonizado la política argentina por décadas. También sería deseable que nos explicara cómo se conforma una coalición si no es con candidatos de orígenes partidarios heterogéneos.

Un espacio nuevo como el de Milei, forzado a un crecimiento rápido para competir a nivel nacional, no puede evitar debilidades estructurales y emplear “recursos humanos” que distan de ser los mejores. Y esto es así en todo el mundo. La alternativa -que pareciera implícita, y tal vez deseada por Halconada- es que Milei no presente candidatura nacional y así facilite el triunfo de Juntos por el Cambio

2. La (des) educación argentina. No es necesario explicar por qué la educación argentina es un desastre. Su decadencia se ha acelerado notablemente en este siglo. Ahora bien, es iluso pensar que los cuadros políticos que integran el espacio de Milei escapan a esta tragedia educativa. Puede haber excepciones, diversos grados de afectación, pero los cuadros políticos -de todos los espacios- son víctimas del destrozo educativo y poseen las carencias que le son inherentes. Quien espere otra cosa tiene expectativas poco realistas y se va a desilusionar.

3. Brecha generacional. Todas las encuestas muestran que Javier Milei arrasa en el segmento de los votantes más jóvenes. Resulta natural, por tanto, que en su espacio exista una importante presencia de candidatos jóvenes, para representar mejor las preferencias de su electorado. Y los jóvenes, salvo raras excepciones, tienen poca experiencia política, son apasionados y piensan con esquemas mentales un tanto simplistas

Por “brecha generacional” se entiende una diferencia de edad entre grupos de personas, que tienen ideas, valores y una visión de la vida, muy divergentes. No comprender esta brecha puede generar en los votantes de mayor edad expectativas poco realistas sobre el armado de Milei. En efecto, no es realista suponer que estos jóvenes, por militar en un espacio político liberal-libertario, deben tener una visión de la vida que coincida en todo con la gente mayor. Cuando los mayores los descalifican a priori como “poco serios” manifiestan su incomprensión acerca de la “brecha generacional” que los separa de la juventud.

4. Partidos de alquiler. En la Argentina, los requisitos para conformar un partido político conducen a una dicotomía: o se dispone de una estructura, dineros y tiempo, que no están al alcance de los ciudadanos de a pie, o hay que recurrir a los “partidos de alquiler”. Son estos pequeños partidos políticos, que pueden tener coincidencia ideológica o no con los candidatos, porque son meramente instrumentales. Sus “dueños” emplean estos partidos para obtener dineros públicos. De manera tal que, mientras no se logre tener un partido nuevo, legalmente reconocido, con presencia en todo el país, la dicotomía es: usar partidos de alquiler o no presentarse a elecciones.

El espacio de Milei se ha visto en la necesidad de recurrir a estos partidos de alquiler, como lo hizo Espert en 2019. Es poco realista suponer que estos partidos tienen un ideario liberal-libertario de contornos definidos. Y es una ingenuidad pensar que estas formaciones no demandan cuotas de poder mediante la colocación algunos de sus cuadros en las listas de candidatos.

Para concluir: ¿Milei desilusiona? Perón solía decir que los ranchos se construyen con paja, barro y un poco de bosta. En política, quien tiene expectativas poco realistas, y no está dispuesto a ejercitar una razonable tolerancia, se desilusiona rápidamente.


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