Finalmente,
he encontrado el tiempo para poner por escrito algunas ideas en las que venía pensando
en las últimas semanas.
Milei
es presidente. Pero su base electoral es de un 30% de los votos, que fue lo que
obtuvo tanto en las PASO como en la primera vuelta. Esto indica, a mi modo de
ver, que en la sociedad argentina no alcanzó suficiente madurez el proceso que, en
otros países, dio lugar a triunfos electorales más contundentes de la “derecha alternativa”. A su base
electoral del 30% de votos propios, Milei sumó un 26% de votantes que antes se inclinaron
por Juntos por el Cambio.
Puede
decirse que el gobierno de Milei nace “endeudado con el macrismo”. En efecto, el
presidente está en deuda con Macri y sus aliados por la fiscalización,
el caudal de votos no propios y los legisladores necesarios para blindarlo ante un
eventual juicio político. Recordemos, además, que Milei no llega al poder con
un partido propio consolidado, ni con poderes territoriales, ni con muchos cuadros
políticos con experiencia en la gestión pública.
Y
también se puede decir que el gobierno de Milei es fruto de una "coalición de
hecho" con el macrismo, aunque abierta a incorporar otras fuerzas. Cabe recordar el
antecedente de La Concordancia, la agrupación política con la que Agustín P. Justo
accedió al poder en 1931. La Concordancia no llegó a ser una coalición institucionalizada,
sino que funcionó como una coalición de facto, que aunaba fuerzas bastante
diversas (conservadores provinciales, congregados en el Partido Demócrata
Nacional; el Antipersonalismo y el Socialismo Independiente).
Al
ser fruto de una coalición, Milei se ve en la necesidad de pactar
con el macrismo, al menos en dos grandes aspectos: un programa de gobierno y el reparto del
poder mediante cargos. Esta necesidad explica tanto el reciente paquete de medidas económicas -que poco o nada tiene que ver con la Escuela
Austríaca- como las designaciones de Luis Caputo en Economía, Patricia Bullrich en Seguridad y Luis Petri en Defensa,
unidas a otros nombramientos de inferior jerarquía.
¿Es
deseable esta coalición? Para mí no lo es. Tiene un desagradable "gusto a sapo". Pero,
en el contexto actual, Milei no puede actuar de otro modo si aspira a
permanecer en el poder. Sólo si en las próximas elecciones obtuviera un número suficiente
de legisladores propios, o si antes lograse tejer otras alianzas, podría romper la coalición de hecho que tiene con el macrismo.
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