jueves, 16 de diciembre de 2021

El futuro político de Milei

 


En la Argentina es muy difícil hacer ejercicios mentales de anticipación política. Un día en la política de nuestro país puede ser tan intenso como un año de otra nación. No obstante, me atrevo a hacer algunas conjeturas sobre el futuro político de Javier Milei y el movimiento político que lidera.

Recordemos que la lista que encabezó Javier Milei obtuvo el 17,03% de los votos en la CABA consiguiendo dos bancas en la Cámara de Diputados. Un resultado sorprendente, si se tiene en cuenta tanto el carácter periférico de Milei como la escasez de recursos para su campaña. Una falta de recursos materiales que fue hábilmente suplida mediante el contacto directo con los electores, el uso de redes sociales, el aprovechamiento de espacios en medios de comunicación tradicionales y la extraordinaria calidad del trabajo de Santiago Oría como responsable de las filmaciones.

Respecto del «fenómeno Milei», hoy, caben tres posibilidades: que conserve el capital político adquirido, que lo incremente o que comience a declinar.

Coincido con Mauricio Vázquez (aquí) en que para no declinar sería conveniente que Milei trabajase en estas direcciones:

— Despersonalizar. Esto significa que su liderazgo no sea excluyente, sino que promueva la aparición de otros líderes complementarios y capaces de reemplazarlo si fuera necesario.

— Nacionalizar. Que el espacio que lidera Milei se consolide en todo el país y no se limite a la CABA.

— Institucionalizar. Detrás del fenómeno Milei hay un espacio heterogéneo que ha sido exitoso en términos electorales —por el carisma de Milei y también por un contexto político singular— pero caótico en su estructuración, dominado por la discrecionalidad, la improvisación y la informalidad. Institucionalizar el espacio implica conformar una coalición, con un acuerdo programático de mayor calado, consensuando reglas claras para el funcionamiento y la toma de decisiones.

Tres asesores

Además de cuidar e incrementar su capital político, Milei es diputado y el pueblo al que representa aspira a que cumpla su función de la mejor manera posible. Pero es un ser humano, limitado como todos, que puede destacar en algunos aspectos y flaquear en otros. Sin dudas, Milei destaca en economía, pero tiene deficiencias en otras áreas. Mirando sus principales puntos débiles, creo que necesitará tres asesores: uno, jurista especializado en derecho público y parlamentario; dos, politólogo que conozca de la política real; y, tres, especialista en comunicación e imagen. Por cierto, mi sugerencia tiene poco que ver con el abuso habitual que consiste en designar una legión de «asesores» incompetentes para rentar militancia o privilegiar parientes y amigos. El objetivo es profesionalizar su tarea como legislador y así mejorar su llegada a sectores del electorado que hoy son refractarios, dejando la espontaneidad, improvisación y energía que lo caracterizan para su papel como político.

El carácter de Milei

No es un secreto que Milei tiene un carácter explosivo. Tal vez sea su principal debilidad personal con relevancia política. Él lo sabe y sus enemigos también. Cabe pronosticar que será sometido a constantes provocaciones para explotar esta debilidad. Sus reacciones destempladas serán no sólo un daño para su imagen pública, sino la «excusa perfecta» para sancionarlo y expulsarlo del Congreso, usando el artículo 66 de la Constitución Nacional. Es muy ingenuo suponer que Juntos por el Cambio negará su voto para tal fin. De manera que, si Milei no logra domar su carácter, se expone a quedar fuera del Congreso más temprano que tarde.

Los «influencers»

La campaña de Milei ha destacado, entre otros elementos, por la presencia de «influencers». No puedo negar que me separa de estos personajes una «brecha generacional» que puede ser motivo de incomprensión y menosprecio. Es justo reconocer que estos famosos del ámbito digital han contribuido no poco al éxito político de Milei y que pueden seguir haciéndolo en la nueva etapa que se inicia. Pero también hay que decir que la extravagancia que los caracteriza, y el hábito de llamar la atención provocando en las redes sociales, puede volverse perjudicial para Milei o transformarse en un lastre para su crecimiento. En este sentido, no es posible nacionalizar el espacio de Milei si su acción política se concentra sólo en el segmento etario y sociocultural al que los «influencers» llegan con facilidad.

Por tanto, luego de agradecerles los servicios prestados, los «influencers» debieran ocupar un lugar entre los militantes, pero no ser parte de la toma de decisiones ni cumplir funciones políticas que, a esta altura de los acontecimientos, corresponden a profesionales.

 


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