viernes, 15 de marzo de 2019

¿Colectoras de Cambiemos?



El tema de las «colectoras» ha cobrado actualidad en las últimas semanas. En la entrada anterior hablé sobre la candidatura de José Luis Espert y la crítica que algunos le hacen a su posición ante una eventual segunda vuelta entre Macri y Cristina Kirchner. Esta semana se conoció la candidatura de Juan José Gómez Centurión y volvió a plantearse el tema de las «colectoras». 

¿Qué es una «colectora»? Podemos partir de esta definición:

«En la jerga política argentina se conoce como listas colectoras a aquellas listas (dos o más) de diferentes partidos que, siendo diferentes entre sí, adhieren y acompañan en la boleta a una misma lista para otro cargo. Por lo general, diversas listas de candidatos a cargos legislativos adhieren a una lista de candidatos para cargos ejecutivos, las que suelen ser más visibles para el electorado. De este modo, quienes forman las listas colectoras pretenden aprovechar la popularidad del candidato al cargo más reconocible por los electores para “arrastrar” así votos a sus propios candidatos. Para quienes aceptan llevar diversas colectoras acompañándolos, se trata de un modo de mantener el apoyo a su candidatura de partidos diversos que no están dispuestos a unirse en un único frente electoral, y que pueden aportar votos de diferentes sectores» (Fuente).

Gráficamente, las colectoras son como un «embudo». En el extremo más ancho se ubican las listas de diversos partidos que presentan distintos candidatos a legisladores; y en el extremo más angosto se encuentra una candidatura común para un cargo ejecutivo, que «arrastra» votos para los distintos partidos.

Con base en esta definición, si Espert y Gómez Centurión son candidatos a presidente de la Nación, no puede decirse que sean colectoras de Cambiemos, porque no se da ningún efecto «arrastre» de votos. Al contrario, lo previsible es que le quiten votos a Macri –electores del centro a la derecha- haciéndole más difícil no sólo un triunfo en primera vuelta, sino incluso la posibilidad de llegar al balotaje. Tal vez Gómez Centurión podría restarle algunos votos a Lavagna, e indirectamente beneficiar a Macri. Pero no parece decisivo.

Otra cuestión es la funcionalidad: si estas candidaturas presidenciales son útiles o no para un eventual triunfo de Macri. En primera vuelta, es claro que no lo son, porque le restan votos. En una segunda vuelta, podrían serlo si Espert o Gómez Centurión tuvieran un electorado disciplinado, que obedeciera las órdenes de su candidato de votar por Macri como el menos malo. Lo cual supondría un tipo de liderazgo carismático y verticalista que –en mi opinión- ninguno de los dos candidatos posee.

Por último, queda por considerar la cuestión de si los legisladores de las listas de Espert y Gómez Centurión que accedieran a una banca serían opositores a un eventual segundo gobierno de Macri o si se integrarían en una nueva versión de Cambiemos, repitiendo la experiencia del tristemente célebre Borocotó. Pero hoy no sabemos siquiera los nombres de esos candidatos, por lo que es muy prematuro hacer pronósticos.

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